sábado, octubre 16, 2010

Cuando la pérdida invade la mente y el corazón

Ya está... ya puedo dar por finalizado el tiempo de traspaso... ha sido duro, por muchos motivos: la despedida, los nuevos comienzos, la adaptación, el arranque y, por fin, las anheladas vacaciones... pero aquí sentada, ahora, mirando hacia atrás y hacia adelante creo que no ha sido una mala decisión y es que, a nadie le gustan los cambios y a mí menos que a nadie... pero ya está hecho.

En 5 días me vuelvo a reincorporar al trabajo y por primera vez en mucho tiempo no me parece algo tan terrible ni tan catastrófico... al contrario, casi y digo casi... estoy deseando que eso ocurra y es que, cogerse las vacaciones en Octubre cuando nadie más tiene vacaciones es un poco tirar el tiempo a la basura... es como tener un fin de semana muy muy largo... se resume todo a levantarse tarde, hacer las tareas de la casa, el papeleo que no se tiene tiempo de hacer cuando se trabaja... ese tipo de cosas que, a la larga dan la sensación de que no se está de vacaciones...

Y luego están esas pequeñas cosas que hacen que la mente se ponga en funcionamiento, un detalle, una situación, un hecho que dispara las ruedecitas de la cabeza y que, con un exceso de tiempo libre provocan un exceso de "y si's.." y "y porque's..." y que al final dejan una sensación de deja'vu que no abandona con facilidad y que, cuando al final se va deja una leve sensación de pérdida que hace que esa pérdida sea tan grande como tiempo se perdió en el pasado al respecto.... y sólo queda la reflexión.....

(Y claro, cuando la reflexión está a medio camino... va mí padre y se hace un feisvuk y ¡¡¡zas!!! todos los esquemas quedan rotos por la mitad)